Existen un gran número de lesiones en la piel que pueden ser expresadas como manchas, placas, nódulos y lesiones sobre elevadas como tumores, los cuales pueden ser benignos o malignos. Dentro de los ejemplos de tumores benignos se encuentran los fibromas laxos, queratosis seborreicas entre otros, estos son bastante comunes y no tienen ninguna repercusión grave de salud; por otro lado, se encuentran los tumores malignos o Cáncer de piel los cuales requieren de estudio e intención quirúrgica pronta.
Generalmente los tumores benignos de la piel tienen un crecimiento lento, no tienen cambios importantes en su aspecto (forma y color) y no se asocian a sagrados o dolor local. Por el contrario, el Cáncer de piel tiene un crecimiento un poco más rápido, se asocian a la aparición de vasos en la superficie lo que produce sangrado de las lesiones y en algunas oportunidades se acompañan de ulceraciones y formación de costras que no curan.
En cualquiera de los casos, siempre es importe contar con la valoración de un médico especialista en el ámbito, evitando la automedicación y la implementación de técnicas caseras para tratamiento de estas lesiones.
¿Cómo es el procedimiento?
Para el Cáncer de piel la terapia ideal es la resección o la extirpación quirúrgica de la lesión, por esto es tan importante realizar el procedimiento en las primeras fases cuando la lesión es pequeña, recomendable que se realice cuando la lesión tenga un tamaño menos a 1 centímetro de diámetro para así tratar de evitar complicaciones y recurrencias locales del cáncer.
Dadas las posibles complicaciones que pueden ocasionar este tipo de procesamientos quirúrgicos en la piel y las secuelas estéticas que puede causar la cicatriz de la cirugía, es importante que la intervención sea realizada por un médico especialista en cirugía plástica.
¿Cómo es la recuperación?
La recuperación de este tipo de procedimientos generalmente es sencilla, con poco dolor y sin complicaciones; se realiza control del dolor con analgésicos orales y si el especialista lo determina, puede recomendar manejo adicional con antibióticos orales.
Si la intervención implica el uso de puntos o suturas que requieran su retiro, estas podrán ser retiradas generalmente al transcurrir una semana desde el momento del procedimiento. Se recomienda asistir a los controles indicados por el médico tratante.